Los trozos se desparramaron por todo el salón, ¡Me costó horrores encontrar cada fragmento para armar tu rostro! Actué desesperado por la angustia de perderte y me arrojé desde la ventana al piso: Estallé.
Y fuimos uno…Y fuimos miles.
Ya no andaré solo por la eternidad.
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Yo Argentina
(Ó Las Babas de Girondo)
Como él lo dijo: Apareciste efervescente, hedionda, cáustica, rancia, agria, y me fuiste envolviendo en tu consistencia viscosa, adhesiva. Sembraste en mis entrañas tus ideas putrefactas, tus miradas turbias, tus olores pestilentes, y cuando mis huesos quedaron carcomidos, mis ideales viejos y gastados, mis palabras tartamudas de efecto y afecto, te fuiste de mí… Con usurarias amenazas de volver.
Entonces caí de rodillas, me hice un ovillito y lloré hasta quedar oxidada de vos.
(Ó Las Babas de Girondo)
Como él lo dijo: Apareciste efervescente, hedionda, cáustica, rancia, agria, y me fuiste envolviendo en tu consistencia viscosa, adhesiva. Sembraste en mis entrañas tus ideas putrefactas, tus miradas turbias, tus olores pestilentes, y cuando mis huesos quedaron carcomidos, mis ideales viejos y gastados, mis palabras tartamudas de efecto y afecto, te fuiste de mí… Con usurarias amenazas de volver.
Entonces caí de rodillas, me hice un ovillito y lloré hasta quedar oxidada de vos.
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Este oficio de escritor
Querido mío, si me dijeras ahora mismo: Ve por las brazas a la par de mi camino, y no mires hacia atrás solo sigue tu rumbo junto a mí. Juntaría mis papeles, mis lapiceras y te seguiría.
Si en cambio, me pidieras que olviden mis ojos la caricia de la tarde,
y mi cuerpo el dulzor de la noche, obligándome a confinar esta materia en un sarcófago egipcio junto a vos eternamente. Tomaría un par de libros y ahí me tendrías.
Pero no me pidas ¡No lo hagas cariño!… que resigne mis libros, mis papeles sueltos, mis pequeños lapicitos, el tic de tachar ó de escribir sobre lo escrito, las noches en vela con las musas dormidas ó el café frío de esperar un verso.
Esa es mi verdadera fuente de vida ¿Entiendes?
Por que las palabras muerden mis dedos y si no las plasmo me desangro, entonces las sílabas agonizarían gota a gota, y junto a ellas dejaría de existir la parte de amor que te corresponde.
Por ese motivo y no otro: cometería el pecado de abandonarte. Es necesario mi amor que sepas que no estoy dispuesta a vivir desnuda
Querido mío, si me dijeras ahora mismo: Ve por las brazas a la par de mi camino, y no mires hacia atrás solo sigue tu rumbo junto a mí. Juntaría mis papeles, mis lapiceras y te seguiría.
Si en cambio, me pidieras que olviden mis ojos la caricia de la tarde,
y mi cuerpo el dulzor de la noche, obligándome a confinar esta materia en un sarcófago egipcio junto a vos eternamente. Tomaría un par de libros y ahí me tendrías.
Pero no me pidas ¡No lo hagas cariño!… que resigne mis libros, mis papeles sueltos, mis pequeños lapicitos, el tic de tachar ó de escribir sobre lo escrito, las noches en vela con las musas dormidas ó el café frío de esperar un verso.
Esa es mi verdadera fuente de vida ¿Entiendes?
Por que las palabras muerden mis dedos y si no las plasmo me desangro, entonces las sílabas agonizarían gota a gota, y junto a ellas dejaría de existir la parte de amor que te corresponde.
Por ese motivo y no otro: cometería el pecado de abandonarte. Es necesario mi amor que sepas que no estoy dispuesta a vivir desnuda
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