lunes, 21 de diciembre de 2009

NORMA BERRETTA

Siempre pensaba en mudarme de casa, era una idea obsesiva, o tal vez algún trauma psicológico que arrastraba desde mi niñez.
Mi primera casa era un departamento de dos ambientes, iluminado completamente; allí fue donde nació mi primer hijo. Todos los juguetes invadían el lugar. En esa casa fue donde aprendí a criar un bebé, a cambiarlo, a darle de comer, a bañarlo. Era todo tan complicado y bello a la vez.
Mi segunda casa era un departamento de tres ambientes, con una terraza que era mi alegría. Ahí ya había nacido mi segunda hija, y los tres juntos disfrutábamos de una “pelopincho” con todo amor.
Mi tercera casa era la ideal, enorme, con tres dormitorios, comedor diario, comedor principal, escritorio, patio y terraza. Ahí disfrutamos de asados hechos por Omar, y también de nuestra pileta, rodeada de hermosas plantas que invadían el patio y la terraza.
Tal vez recién ahora haya alcanzado lo que yo deseaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario